El Aloe Vera es un excelente limpiador y antiséptico natural (contiene al menos seis agentes antisépticos: lupeol, ácido salicílico, nitrógeno de urea, ácido cinámico, fenol y azufre), que penetra fácilmente en la piel y en los tejidos (en algunas ocasiones cruzando siete capas distintas), que actúa como anestésico calmando todo tipo de dolores (especialmente los musculares y de las articulaciones) y tranquilizando los nervios, que posee una gran actividad bactericida, que también destruye numerosos tipos de virus, que es fungicida, antiinflamatorio, antiprurítico (detiene la comezón), altamente nutritivo (contiene vitaminas, minerales y azúcares), dilata los capilares sanguíneos incrementando la circulación en la zona afectada, descompone y destruye los tejidos muertos (incluyendo el pus), favorece el crecimiento celular normal (acelerando la curación de llagas y heridas), hidrata los tejidos y es antipirético (elima la sensación de calor en las llagas, úlceras e inflamaciones).
La hoja recién cortada de Aloe Vera posee unos efectos terapéuticos mucho más potentes que cualquier extracto o gel comercial de los existentes en la actualidad. Si no tiene Vd. una planta de áloe en casa, vale la pena que compre una. Los beneficios que de ella obtendrá le compensarán con creces de su modesto costo. Mi consejo es que sea una planta de aloe vera (áloe barbadensis Miller), por la mayor carnosidad de sus hojas. Aunque el áloe arborescens o el áloe ferox -generalmente más abundantes en las tiendas de plantas ornamentales- son igualmente válidas. Tan sólo por su utilidad como primer auxilio en caso de quemaduras, pequeñas heridas y problemas cutáneos, será ya una buena inversión. Además, recuerde que desde hace miles de años -y en muchos lugares todavía en la actualidad- se cree que la planta de aloe genera influencias benéficas en el entorno en el que se halla.
Para que una planta posea las cualidades curativas óptimas deberá haber alcanzado su madurez, esto es, tener al menos entre año y medio y dos años. A la hora de utilizarla corte siempre una de las hojas inferiores, pues son las más gruesas, las más maduras y las de mayor efecto terapéutico. Arránquela desprendiéndola del tronco. Con un cuchillo, corte los tres o cuatro metros inferiores de la hoja (toda la parte blanquecina un poco más), desechándolos. Seguidamente -sobre todo si va a ser utilizada internamente- manténgala, durante unos minutos en posición vertical o ligeramente inclinada a fin de que la savia amarilla se vaya drenando. Aunque la savia es muy rica en substancias curativas, en ella está también contenida la aloína, cuyo sabor amargo y sus efectos purgantes hacen que su uso para usos internos sea desaconsejable. También puede tener efectos ligeramente irritantes sobre la piel o sobre las mucosas cuando se la utiliza externamente.
Para que una planta posea las cualidades curativas óptimas deberá haber alcanzado su madurez, esto es, tener al menos entre año y medio y dos años. A la hora de utilizarla corte siempre una de las hojas inferiores, pues son las más gruesas, las más maduras y las de mayor efecto terapéutico. Arránquela desprendiéndola del tronco. Con un cuchillo, corte los tres o cuatro metros inferiores de la hoja (toda la parte blanquecina un poco más), desechándolos. Seguidamente -sobre todo si va a ser utilizada internamente- manténgala, durante unos minutos en posición vertical o ligeramente inclinada a fin de que la savia amarilla se vaya drenando. Aunque la savia es muy rica en substancias curativas, en ella está también contenida la aloína, cuyo sabor amargo y sus efectos purgantes hacen que su uso para usos internos sea desaconsejable. También puede tener efectos ligeramente irritantes sobre la piel o sobre las mucosas cuando se la utiliza externamente.
Después corte los bordes de la parte que vaya a utilizar en este momento, a fin de eliminar las espinas. Seguidamente parta la hoja de Aloe longitudinalmente por la mitad. En la utilización externa se ha observado que los efectos son mucho más rápidos y contundentes cuando se aplica un trozo de hoja sobre la zona afectada, con la pulpa en contacto con la piel pero sin desprenderla de la corteza. Para mantenerla en su lugar se puede utilizar una venda o esparadrapo. Cuando por las características de la lesión a tratar no sea posible mantener la corteza, se podrá extraer la pulpa con una cuchara, machacándola o moliéndola seguidamente para facilitar su aplicación. Antes de aplicar la pulpa es muy importante lavar bien la zona de la piel en la que se va a utilizar. Estudios realizados por el Dr. Ivan E. Danhof han demostrado que el áloe penetra en la piel al menos cuatro veces más rápido que el agua. Ello le confiere una gran utilidad cuando es combinado con otros elementos nutritivos o curativos, pero es muy importante lavar cuidadosamente la piel antes de utilizarlo -sobre todo en las heridas y quemaduras- pues de lo contrario podría introducir en el cuerpo la suciedad, las impurezas e incluso las bacterias y microbios acumulados sobre la piel. Las aplicaciones se pueden repetir cada hora, lavando siempre la piel antes de cada nueva aplicación.
En las quemaduras es importante recordar que cuanto antes se atiendan más rápida será su cura y menores las cicatrices. Se deberá aplicar generosamente pulpa de aloe vera machacada o una buena crema comercial de áloe, varias veces al día.
En caso de quemaduras de cierta importancia es conveniente refrescar la zona afectada con agua corriente durante 15 o 20 minutos. De este modo se logra bajar la temperatura de la piel, impidiendo que siga quemándose por sí sola. Esta simple medida, junto a la siguiente aplicación del aloe vera, harán que la curación sea rápida y completa.
Para evitar las quemaduras de sol -y el consiguiente riesgo de contraer cáncer de piel- es conveniente aplicarse una buena crema de aloe al menos 20 minutos antes de exponerse a los rayos solares y, como siempre, asegúrese de que dicha crema contiene realmente un buen porcentaje de aloe vera.
En algunas ocasiones el uso externo de la pulpa de Aloe Vera puede resecar excesivamente la piel, lo cual podría resultar contraproducente en caso de ciertas enfermedades cutáneas. Para solucionar este problema se puede mezclar con aceite de oliva o de almendras dulces, o bien se recurrirá a una buena crema comercial de Aloe Vera.
En las quemaduras es importante recordar que cuanto antes se atiendan más rápida será su cura y menores las cicatrices. Se deberá aplicar generosamente pulpa de aloe vera machacada o una buena crema comercial de áloe, varias veces al día.
En caso de quemaduras de cierta importancia es conveniente refrescar la zona afectada con agua corriente durante 15 o 20 minutos. De este modo se logra bajar la temperatura de la piel, impidiendo que siga quemándose por sí sola. Esta simple medida, junto a la siguiente aplicación del aloe vera, harán que la curación sea rápida y completa.
Para evitar las quemaduras de sol -y el consiguiente riesgo de contraer cáncer de piel- es conveniente aplicarse una buena crema de aloe al menos 20 minutos antes de exponerse a los rayos solares y, como siempre, asegúrese de que dicha crema contiene realmente un buen porcentaje de aloe vera.
En algunas ocasiones el uso externo de la pulpa de Aloe Vera puede resecar excesivamente la piel, lo cual podría resultar contraproducente en caso de ciertas enfermedades cutáneas. Para solucionar este problema se puede mezclar con aceite de oliva o de almendras dulces, o bien se recurrirá a una buena crema comercial de Aloe Vera.
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